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Por: Ramón Elejalde Arbeláez

Desde hace algunos meses se vienen presentando continuos roces entre el doctor Germán Vargas Lleras, vicepresidente de la República y directivos de los partidos Liberal y de la bancada de Unidad Nacional. En la mayoría de las ocasiones el Vicepresidente recibe el apoyo, casi siempre “cargado de tigre”, del presidente de Cambio Radical, doctor Rodrigo Lara.

Todo hace pensar que a medida que avanzan los días y se acorta el tiempo para la elección presidencial del año 2018, las tirantes relaciones de Cambio Radical y Germán Vargas Lleras con sus socios de la Unidad Nacional llamados Partido Liberal y Partido de la U. son más distantes y las posibilidades de un trabajo mancomunado para elegir el sucesor del doctor Juan Manuel Santos, serán más y más remotas. Queda la impresión de que el joven Rodrigo Lara, con sus punzantes opiniones,  ha contribuido en grado sumo a distanciar a estos actores de la política.

Vargas Lleras es uno de los candidatos al principal cargo de nuestra democracia. Obvio que con estas dificultades políticas no las tendrá todas consigo, así se deje galantear del Centro Democrático que seguramente estará presto a recoger a Vargas y a sus seguidores, pero utópico pensar que le entregue sus banderas, cuando Uribe tiene tantos aspirantes dentro de sus filas y no se va a someter a otro “divorcio” con Vargas Lleras. No podemos olvidar que cuando el doctor Álvaro Uribe terminaba su segundo mandato, Juan Manuel Santos y Germán Vargas disputaban el favoritismo para sucederlo. Uribe y Vargas terminaron distanciados por cuenta de la pretendida segunda reelección del primero. Una reconciliación podría ser posible, pero una entrega de banderas a Vargas Lleras suena utópica.

Vargas Lleras ha demostrado ser un funcionario ejecutivo y capaz, pero sus ímpetus le van restando apoyos y sus peleas políticas, respaldadas por su partido, lo van minando de cara a las elecciones presidenciales. Desde ya se anuncia que frente a los privilegios que le entregó el Presidente de los colombianos a su vicepresidente y a la actitud arrogante de los directivos de Cambio Radical a cualquier “mueca” que le hagan a su jefe, se gesta un acercamiento de dos de las más importantes colectividades partidistas como lo son el liberalismo y la U. La unión estratégica o definitiva de estos dos partidos los convertiría, automáticamente, en una fuerza mayoritaria e importante para las definiciones electorales que se avecinan. Resulta paradójico que no hubiera sido Álvaro Uribe quien obligara a un acercamiento entre el liberalismo y la U, sino Germán Vargas.

Seguramente vendrán realinderamientos políticos de gran calado y en todos los partidos políticos. La presencia de las Farc en el escenario político traerá, de seguro, muchos cambios en la cultura política colombiana.

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