Anunció este fin de semana el presidente de México Andrés Manuel López Obrador que su gobierno está próximo a reconocer que han sido encontrados los restos del expresidente colombiano José María Melo y que seguramente para este fin de semana ya estarían lisos los estudios de ADN respectivos, que confirmarían el histórico hallazgo. El presidente mexicano confirmó que: “Están buscándose en La Trinitaria, Chiapas, los restos del general José María Dionisio Melo y Ortiz, el único presidente indígena de Colombia, quien luchó durante el movimiento de reforma aquí en México junto con el general Ángel Albino Corzo y bajo las órdenes del presidente Benito Juárez, por lo cual, fue asesinado en 1860 por una pandilla de conservadores que operaba en nuestro territorio”.
José María Melo nació el 9 de octubre de 1800 Chaparral (Tolima), ciudad cuna de expresidente como que allí nacieron igualmente Manuel Murillo Toro y Darío Echandía Olaya. Fue soldado de la independencia colombiana y ofició como ayudante de Simón Bolívar. Hizo parte de las huestes bolivariana, aliadas del dictador Rafael Urdaneta. A la caída de Urdaneta se vio precisado a refugiarse con éste y otros militares en Venezuela, de donde también fue expulsado y peregrinó por América y Europa. Regresó a Colombia y contribuyó con los gobiernos de Tomás Cipriano de Mosquera y José Hilario López. En la guerra civil de 1851 cuando los propietarios de los esclavos y los conservadores, dirigidos por el poeta Julio Arboleda, se levantaron contra el gobierno de López Valdés, especialmente en Antioquia, Cauca, Cundinamarca y Tolima, el presidente constitucional se vio precisado a empoderar a José María Obando eigualmente a llamar a José María Melo, ascenderlo a general, para que organizara las tropas leales al gobierno y así enfrentar con éxito la rebelión conservadora-esclavista que amenazaba la institucionalidad. Melo resulta victorioso y es designado comandante del ejército en Cundinamarca.
Durante el gobierno de José Hilario López el partido liberal se divide entre gólgotas y draconianos, los primeros defendían el libre cambio y los segundos eran proteccionistas. Esta división generó muchas luchas entre el pueblo bogotano, que dificultaban el mantenimiento del orden ciudadano. Esta división del partido de gobierno subsistió hasta las elecciones presidenciales de 1853 cuando el candidato radical del liberalismo fue el señor TomásHerrera, quien contó con el apoyo de Melo y los gólgotas. De otro lado, los draconianos, más moderados apoyaron a quien finalmente resultó ganador, José María Obando. El mandato de Obando fue particularmente muy difícil por la confrontación entre las dos fracciones liberales, además que a los gólgotas los apoyaron los conservadores, los esclavistas, gran parte del clero y numerosas autoridades locales y regionales. Cercado Obando y presionado por los artesanos a asumir actitudes dictatoriales, este prefiere renunciar y en su reemplazo es impuesto José María Melo Ortiz, a la sazón comandante de las Fuerzas Armadas, quien asume el poder con el título de “Jefe Supremo de Estado de la república de la Nueva Granada”.
¿Quién dijo miedo? Desde distinto sitios de Colombia se organizaron tropas para atacar a Bogotá y derrocar al dictador Melo. Mosquera organizó tropas en el Atlántico;José Hilario López en el Cauca; Joaquín París en Antioquiay Julio Arboleda en el Cauca. Es decir que conservadores y liberales de centro, se unen para derrocar al dictador. Mientras tanto, Melo, con siete mil hombres les hizo frente en Bogotá y finalmente fue depuesto. Lo hicieron prisionero,pero logró su libertad y huyó a Costa Rica y de allí a Nicaragua, donde participó en luchas propias de esa nación y luego viaja a El Salvador, Guatemala y finalmente a México a donde llegó el 10 de octubre de 1859 y se enlistó en los ejércitos de Benito Juárez. Excepcionalmente Juárez le permite luchar a un extranjero al lado de sus tropas. Poco duró la odisea militar del general Melo en México. El 10 de junio de 1860, mientras descansaba en la hacienda Juncanáde La Trinitaria fue atacado y asesinado por un sargento José Maldonado y el cabo Isidro Tordillo, por orden expresa del general conservador mexicano Juan Antonio Ortega. Al presidente colombiano lo sepultaron los indígenas tojolabales frente a una capilla que existía en la hacienda de Juncaná. En tres ocasiones se ha intentado exhumar su cadáver: en 1940, por instrucciones de Lázaro Cárdenas, en 1989 por petición del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México y ahora por decisión del gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
Ojalá estemos cerca de recuperar los restos de este patriota descarriado, ansioso de luchas e incansable defensor de los más pobres.