Con el profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma Latinoamericana de Medellín -UNAULA- doctor Eduardo León Restrepo Restrepo escribí un libro (folleto, diría yo) sobre el fallo de la Corte Internacional de La Haya referente al pleito que le planteo Nicaragua a Colombia por la plataforma continental, pero además en el texto hicimos un resumen histórico y didáctico del conflicto entre Colombia y Nicaragua por el Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina y sus aguas adyacentes. Algunos renglones le tomo a ese escrito, para compartir con ustedes, mis amables lectores, no sin antes agradecerle a la Universidad Autónoma Latinoamericana de Medellín -UNAULA- y al Fondo Editorial de la misma, su apoyo y difusión.
La Corte Internacional de Justicia, un organismo judicial adscrito a la Organización de Naciones Unidas -ONU-, va poniéndole fin a los conflictos limítrofes entre Colombia y Nicaragua, que por las vías diplomáticas fue imposible dirimir. Los colombianos estábamos absolutamente seguros de que el archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina eran de nuestra propiedad, desde el 30 de noviembre del año 1803, cuando el Rey Carlos IV de España, expidió la Real Orden que dispuso que las islas quedaban segregadas de la Capitanía General de Guatemala y pasaban a depender del Virreinato de Santa Fe. Ese título histórico y que ha permanecido en el tiempo, fue fortalecido por el tratado Esguerra-Bárcenas suscrito entre Colombia y Nicaragua el 24 de marzo de 1928 y aprobado por el congreso colombiano y el nicaragüense. La seguridad que históricamente tuvimos de que el archipiélago y su mar aledaño, eran nuestros, nos fue arrebatada cuando la Junta Sandinista en 1980 comenzó a cuestionar el tratado y la fuerza vinculante de la Orden Real de 1803.
Nicaragua cumplió sus amenazas y el día seis de diciembre del año 2001 presentó ante la Corte Internacional de Justicia una demanda reclamando la titularidad y propiedad del archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina y sus aguas adyacentes. En noviembre del año 2012 la Corte falla reconociendo la propiedad de Colombia sobre los territorios del archipiélago y respetando la porción de mar territorial que a cada isla, islote o cayo le correspondían. No sucedió lo mismo con cerca de setenta y cinco mil kilómetros cuadrados de zona económica exclusiva que fue una porción importante de mar, que perdimos en beneficio de Nicaragua, en el fallo aludido.
Tiempo después -seis de septiembre de 2013-, el embajador nicaragüense ante la Corte de La Haya, Carlos J. Argüello Gómez, actuando como agente representante de la república centroamericana, presenta ante esta alta instancia una demanda donde abre un proceso contra la República de Colombia, reclamando una plataforma continental extendida, que según las pretensiones llegaría cerca a las costas colombianas sobre el mar Caribe.
El fallo de la Corte Internacional se produjo este trece de julio y fue ampliamente beneficioso para Colombia.
Resuelto el problema de las islas, islotes y cayos que comprenden el Archipiélago de San Andrés Providencia y Santa Catalina y resuelto el tema del mar y de su plataforma continental, consideramos los problemas limítrofes con Nicaragua han quedado resueltos. Le corresponderá a Colombia, siguiendo su vocación democrática y respetuosa del Derecho, aceptar el fallo del 19 de noviembre del año 2012, que ha venido cuestionando desde esos días y procurar acuerdos diplomáticos con Nicaragua para el manejo de tres situaciones bien complejas: 1- El de Serrana, Quitasueños y sus respectivos mares territoriales, territorios y mares colombianos, que por el fallo de noviembre del año 2012 quedaron en condición de enclaves dentro de la zona económica exclusiva de Nicaragua. 2- La situación de los pescadores nativos y tradicionales del archipiélago, que perdieron parte de su espacio para desarrollar sus faenas y 3- La protección a la Reserva de la Biosfera Seaflower, que tiene un área compartida con Nicaragua de ciento ochenta mil kilómetros cuadrados, de los cuales solamente cincuenta y siete kilómetros son terrestres y que incluye a San Andrés, Providencia, Santa Catalina, Serrana, Serranilla, Albuquerque, Roncador, Quitasueño, Bajonuevo y Cayo del Este y Sudeste. Para esta protección es necesario el acuerdo entre los dos Estados para unificar políticas y acciones que preserven esta reserva de la humanidad.
En el libro publicado le estamos entregando a nuestros lectores una didáctica y resumida información sobre la historia del conflicto entre Colombia y Nicaragua, los fallos de la Corte Internacional de Justicia sobre el tema, las consecuencias de los mismos y el panorama que les espera a los Estados participantes en este ya histórico enfrentamiento diplomático y jurídico.