La revocatoria, una cuesta muy pendiente

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El proceso de revocatoria del mandato al alcalde de Medellín, doctor Daniel Quintero Calle, que vienen fraguando, especialmente quienes perdieron el pasado evento electoral por esa dignidad, no es misión fácil y les esperan días de intenso desgaste y obtendrán, seguramente, resultados negativos. No ha sido fácil en Colombia,  donde solamente ha prosperado la revocatoria de Nelson Javier García Castellanos, como alcalde de Tasco, en el departamento de Boyacá, en cerca de ciento cincuenta intentos, en igual número de municipios.

La figura fue reglamentada por las leyes 131 y 134 de 1994 y posteriormente los requisitos fueron notablemente flexibilizados, especialmente en los umbrales exigidos, para hacer viable la figura, mediante la Ley 741 de 2002. Los objetivos propuestos por esta última disposición no se lograron y posteriormente se expidió la ley 1757 de 2015, que flexibilizó aún más los requisitos inicialmente establecidos. Deben los interesados, según las disposiciones vigentes, esperar que transcurra un año después de posesionado el alcalde, recoger un número de firmas igual o superior al treinta por ciento (30 %) de las personas que depositaron su voto por Quintero Calle y que “el número de sufragios no sea inferior al cuarenta por ciento (40 %) de la votación válida registrada el día en que se eligió al respectivo mandatario».

Visto lo anterior y para concretar con las cifras electorales, debemos concluir que los interesados en la revocatoria del alcalde de Medellín deben recoger más de noventa y dos mil(92.000) firmas, ya que Daniel Quintero obtuvo algo así como trescientos cuatro mil treinta y cuatro (304.034) votosy lograr una votación favorable a la revocatoria de la mitad más uno de los votantes, siempre y cuando acudan a las urnas un poco más de trescientos treinta y dos mil (332.000)ciudadanos, pues la votación para la alcaldía de Medellín, en la pasada contienda electoral, fue de ochocientos veintinueve mil seiscientos cincuenta y tres (829.653) sufragantes.

Es verdad que en Medellín pueden sufragan algo así como un millón setecientos mil ciudadanos, pero si se hace difícil obtener votos a favor de alguien o de algún programa, es mucho más complejo sacar votos en contra de alguien. Esa es la realidad que enfrentan los amigos de revocarle el mandato a Daniel Quintero.

Anunciar con meses de anticipación y sin que se cumpla el primer año de mandato como lo exige la ley, es un craso error que seguramente los habitantes de la ciudad de Medellín les cobrarán a los promotores de la revocatoria. Eso evidencia que no se trata de un evento para castigar a un alcalde incumplido con su programa de gobierno, sino de una pataleta de malos perdedores en el debate electoral. Sin evaluar resultados de una gestión, ya estaban proponiendo revocar. Es una aventura que desgasta a la administración, a los promotores y lo más grave, a Medellín.

Como a un árbol de navidad, los gestores de sacar de la alcaldía a Quintero Calle, le han venido sumando causas, justas o injustas algunas de ellas, para tratar de armas un sólido grupo de presión. Creo, sinceramente, que lo mejor es dejar trabajar al alcalde de Medellín y permitirle desarrollar su programa de gobierno. Eso sí, con la oposición que toda democracia reclama para lograr buenos gobiernos.

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