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Por Ramón Elejalde Arbeláez

El reciente paro cafetero amerita muchas reflexiones por parte del gobierno, de los estudiosos del tema y de la clase dirigente. Fuera del problema de fondo, una tasa de cambio que arruina a todos los que producen para exportar, tiempo es de hacer una lista de las causas del problema cafetero. Precios internacionales ruinosos, fijados muchas veces por tostadores trasnacionales; la competencia de cafés malos pero baratos; altos costos de producción e imposibilidad de buscar mejores mercados; y tal vez la mayor de todas, la anquilosada, aburguesada e inútil Federación de Cafeteros, co-responsable de dilapidar el enorme tesoro de los “excedentes cafeteros” en  negocios erráticos que no miran al cliente ni al productor ni al mercado, con una burocracia zángana e ineficiente, y total falta de representatividad del gremio.

¿Fue el papel del gobierno el mejor? ¿Genaro Muñoz, presidente de la Fedecafé es el hombre para dirigir esa Institución (ya que no representa al gremio, como quedó en evidencia) en momentos críticos? ¿Qué rol tuvieron en el paro los grandes compradores de café, dueños de enormes existencias del grano?

Extraña la presencia en las marchas y taponamientos de vías a personajes bien disímiles: congresistas afectos y desafectos al gobierno; campesinos caficultores y no caficultores; grandes compradores de café; Uribistas cafeteros y no cafeteros; indígenas; dirigentes políticos del Polo, especialmente del Moir, liberales, conservadores… El paro tuvo respaldo de todo el espectro ideológico, desde el Uribismo hasta el ELN y las FARC.

Mientras el expresidente Uribe afirmaba que: “He expresado mi apoyo a las reivindicaciones que están solicitando los cafeteros, que tienen razón en su protesta […] Gobierno de Santos golpea a los cafeteros como si fueran terroristas. No hay soluciones pero sí golpes”, el doctor Jorge Robledo, una de las voces auténticas, desde hace muchísimos años en la lucha por las reivindicaciones cafeteras, expresaba: “Santos, deje la soberbia y hable con los cafeteros […] “Las medidas que ha tomado el gobierno son insuficientes y las anuncia con una actitud despótica. En el primer día de la protesta, la respuesta fue reprimirlos ferozmente…”. Mientras estas figuras opuestas pero dentro de la institucionalidad se pronunciaban, por fuera de la legalidad la revista Insurrección Número 362 del presente año, órgano de difusión del ELN expresaba: “El gobierno de Santos, no va a solucionar la grave situación de los caficultores y de los demás sectores afectados por la crisis. Por lo tanto a los caficultores, transportadores, cacaoteros y demás trabajadores del campo y la ciudad solo les queda el camino de la organización y la lucha, en la perspectiva no solo de negociar con quienes los explotan y oprimen, sino de buscar horizontes en la unión y organización de todas las organizaciones populares y sociales que perfile la perspectiva de un nuevo gobierno, que asuma como su primera responsabilidad, resolver los problemas de las mayorías, pues todas ellas padecen las consecuencias de las nefastas políticas neoliberales”.

Como se puede observar amigo lector, terminaron neoliberales, liberales, conservadores, socialistas, comunistas, legales e ilegales en la misma causa. ¿Será que a una justa causa se sumaron oportunismos políticos, revolucionarios, compradores de café, amigos y opositores del Gobierno? Obvio, gobierno que ha sido torpe en el manejo de esta crisis y que además cometió el despropósito, en semejante coyuntura, de incrementar los precios de los combustibles: así obró el milagro de enfocar ideologías disímiles, aparentemente incoherentes, en un haz nacional de voluntades  y solidaridad con los cafeteros.

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