Por Ramón Elejalde Arbeláez
El pasado viernes 12 de los corrientes, el periodista Juan Gossaín escribió para el periódico El Tiempo un artículo que tituló: “En Colombia es más barato un ataúd que un remedio”, en el que denunció los altísimos costos de los medicamentos en nuestro país. Alejandro Gaviria, ministro de salud y seguridad social, manifestó en su cuenta de Twitter que “En Colombia el narcisismo moral da para todo, hasta para el periodismo que se ufana de ignorar los hechos […] Gossaín tiene una forma bastante peculiar de saborear su propia ignorancia”.
No es mi interés concederle la razón al ministro Gaviria al admitir cierto narcicismo (ni siquiera moral, escasamente realista…) cuando veo reflejada la denuncia de Gossaín en mi columna del pasado 10 de marzo: medicamentos con precios escandalosamente altos en Colombia, que en países vecinos tienen precios razonables. Contemplo con arrobamiento los detalles de ambas denuncias, no por narcicismo puro, sino por realismo craso, y apelo a la experiencia de mis lectores para que decidan si son meros espejismos o crueles vivencias cuotidianas.
Plavix de 75 mg, indicado para prevenir acontecimientos aterotrombóticos, cuesta en Colombia $215.000 la caja de 28 tabletas, cuando en el Ecuador vale $52.000, y en Venezuela $32.000. Una caja de 10 pastas de Atorvastatina de 20 mg, utilizado para disminuir los niveles de colesterol en la sangre y prevenir las enfermedades cardiovasculares, en Colombia cuesta $29.600, en Ecuador, $13.000 y en Venezuela, $4.080. La caja de 30 pastas Losartán 50 mg, para combatir la hipertensión arterial, cuesta en Colombia $12.000, en Ecuador, $5.400, y en Venezuela, $1.940. El antidiabético Glucophage, cuesta en Colombia $32.000, mientras en Venezuela $900; Janubia, también antidiabético presentado en caja de 28 pastas, cuesta en Colombia $92.000, cuando en Ecuador el costo es de $42.000.
La furiosa respuesta del ministro es aún más incomprensible al recordar que un estudio realizado por Health Action International, (HAI), demostró que los precios de los medicamentos en Colombia son los más costosos del mundo.
Se le fue la lengua al joven, serio y académico Ministro, llamado a mejores ejecutorias. Menos mal, presentó excusas por tan altisonantes expresiones contra el prestigioso periodista, y contra la experiencia cruda de los colombianos.
Lo extraño es que el gobierno siga sosteniendo que los precios de los medicamentos en Colombia no son “tan altos”, cuando Alejandro Gaviria tiene pruebas incontrastables de que son altísimos. Mejor haría el gobierno en poner fin al enriquecimiento injustificado de productores y distribuidores de medicamentos, a costa de los exiguos presupuestos familiares de los más pobres y aún de las mismas arcas oficiales que sufragan los gastos médicos del régimen subsidiado de salud.