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Por: Ramón Elejalde Arbeláez

Reficar, es la refinería de Ecopetrol en Cartagena que ha dado tanto de qué hablar en los últimos días. Los sobrecostos superiores al 100% del valor inicialmente pactado, no han sido justificados todavía; si no se justifican, sería el robo más grande que en la historia se haya consumado contra el patrimonio de todos los colombianos.

No puede ser posible que una obra cuya proyección inicial tenía un presupuesto para su optimización y ampliación de aproximadamente 3.9 millones de dólares, termine costando la no despreciable suma de ocho millones de dólares, es decir, el doble de lo inicialmente calculado. Aprecie, amable lector, que estoy hablando de dólares y que cada dólar cuesta hoy tres mil cuatrocientos pesos.

Los errores fueron múltiples y de todo orden. En sus inicios decidieron entregarle los trabajos a la empresa suiza Glencore en sociedad con Ecopetrol y los señores de Glencore no tenían, ni tienen, ninguna experiencia en este tipo de obras iniciadas en el año 2007. Obvio, sucedió lo que tenía que suceder. Transcurridos dos años, es decir en el año 2009 los suizos se retiraron del proyecto y lo dejaron a medio iniciar. Con tamaña improvisación no es posible que los resultados de esas tareas sean finalmente exitosos. Eso sí, los europeos entregaron el contrato para continuar la refinería a la firma norteamericana CB&I. Ocho años demoraron los trabajos y aún desconocemos si fueron entregados correctamente, pero si inaugurados pomposamente. Desde ya dice la Procuraduría General de la Nación que se cambiaron unos términos de la licencia ambiental para omitir el traslado de crudo de un lugar a otro por tubería y facilitar hacerlo en carro-tanques o barcazas, con todos los perjuicios ambientales que esto trae aparejado.

Puede ser más o puede ser menos, pero lo que hay mal gastado o sustraído en Reficar bordea los cuatro millones de dólares, lo que valen cuatro reformas tributarias o casi lo que recibió el Estado por Isagen.

No podemos permitir  que en este lamentable episodio pasen de agache los organismos de Control y la justicia colombiana. Fueron actuaciones criminales, tan violentas y subversivas como las que perpetran los alzados en armas. En cumplimiento de su deber, los organismos de control y la Justicia tienen que actuar ejemplarmente y sin contemplaciones de ninguna naturaleza.

Muchos altos heliotropos del acontecer nacional tienen que dar explicaciones claras, oportunas y contundentes. Ministros de Hacienda: Mauricio Cárdenas quien como el cilantro, aparece en todas las sopas, Juan Carlos Echeverry, Óscar Iván Zuluaga y Alberto Carrasquilla; Ministros de Minas: Tomás Gonzáles, Amylkar Acosta, Federico Rengifo, Carlos Rodado, Hernán Martínez y Luis Ernesto Mejía; presidentes de Ecopetrol: Javier Gutiérrez y el gerente de Reficar Orlando Gabrales. Además los miembros de la Junta Directiva de Reficar: Álvaro Echeverri Gutiérrez, Adriana Echeverry Gutiérrez, Orlando Díaz Montoya, Felipe Laverde Concha, Luis Sanabria Chacón, Pedro Rosales Navarro, Jaime Flórez Muñoz y Diana Calixto Hernández, entre otros.

Los doctores Álvaro Uribe Vélez y Juan Manuel Santos, expresidente y presidente de los colombianos antes que dedicarse al vaivén de semejante papa caliente, deben colaborar en las investigaciones porque sobre ellos también debe caer, por lo menos, una responsabilidad política por lo sucedido.

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