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Por Ramón Elejalde Arbeláez

El expresidente uruguayo Pepe Mujica, opinando sobre el proceso de paz en Colombia afirmó esta semana que “Colombia necesitaba más albañiles que jueces”. Entendí su frase como el deseo de que nos dedicáramos más a construir la paz y menos a hurgar y a condenar el pasado, algo así como doblar la página. Obvio y supongo que esta propuesta no lleva implícito el olvidar a las víctimas, que deben ser el centro de lo que es necesario reconstruir con la paz.

El paso dado por el Gobierno del presidente Juan Manuel Santos esta semana al firmar un cese bilateral y definitivo de hostilidades y comenzar a concretar los pendientes que aún existen en el proceso de negociación, son el preludio de que la paz es un hecho y que finalmente, una guerra de más de cincuenta años, se finiquita por la vía del diálogo. Para quienes creímos en la paz negociada, los hechos nos vienen dando la razón.

Otro de los pasos importantes conocidos esta semana fue la aceptación por parte de las Farc de que el proceso de refrendación de los acuerdos se pueda realizar por medio de un plebiscito o del mecanismo que acepte la H. Corte Constitucional. Es un punto doble a favor de la paz: vamos a contar con un proceso donde el pueblo pueda expresar su opinión sobre lo acordado y las Farc aceptan el veredicto de las instituciones democráticas existentes. Esperemos, sin presionar, la decisión de los jueces.

También se conocieron que serían veintitrés las zonas de concentración y ocho las zonas campamentarias. Estas zonas están destinadas a facilitar el tránsito de los subversivos a la vida civil y a la institucionalidad. Las pretensiones iniciales de las Farc eran que fueran unas setenta estas zonas de concentración, pero finalmente se convino que por todas fueran 31 los lugares que darían hospedaje a la tropa para facilitar su reinserción. Allí permanecerán armados, pero no podrán salir del lugar en esa condición. Las autoridades civiles, si existen dentro de estos lugares,  podrán seguir laborando en forma normal.

Llegó el momento de rodear el proceso de paz. Frente al éxito del Gobierno, lo mejor para todos los colombianos es actuar sin mezquindades ni cálculos políticos. Esto ya debe ser una política de Estado y por lo tanto quienes creían en otros mecanismos para llegar a la paz deben aceptar, democráticamente, que el camino escogido hace algunos años por el Presidente Santos fue exitoso y que lo mejor que nos puede suceder como nación es consolidar lo acordado y brindarle garantías para el éxito.

Es necesario disminuir el odio y aumentar el perdón, más humanismo y menos orgullo. Todos debemos acrecentar nuestros propósitos de construir y rechazar nuestros recónditos deseos de venganza. Se vino la paz, construyámosla.

Notícula. Felicitaciones al Deportivo Independiente Medellín, el flamante campeón del fútbol profesional colombiano. Reconocimiento a Leonel Álvarez y sus jugadores.

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