Grande, Luis Eladio Pérez

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Luis Eladio Pérez, ciudadano pastuso, secuestrado el 10 de junio de 2001 por la antigua guerrilla de la Farc y quien permaneció durante siete años en cautiverio, sufriendo los más crueles tratos, incluyendo el más terrible de todos, la pérdida de la libertad, ha decidido aspirar a la Gobernación de Nariño, con el apoyo de varios partidos y movimientos políticos.
Luis Eladio, al momento de su secuestro era integrante del Senado de la República y miembro prominente de la Comisión de Relaciones Exteriores de esa Corporación. Luego de su secuestro se desempeñó como embajador de Colombia en Venezuela y luego en Perú.
La noticia de la aspiración de Luis Eladio a la Gobernación de su Departamento fue relativamente sorpresiva, pero no tanto como el inesperado anuncio del partido político hoy llamado Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común –Farc-, de apoyar la candidatura de Pérez, su antigua víctima. Cuando en todos los medios políticos de esa región de Colombia suponían que Pérez rechazaría el apoyo, dio unas contundentes declaraciones en sentido contrario: “Si alguien tendría motivos para repudiar a las Farc soy yo, pero no quiero seguir siendo rehén de ellos a través del odio. Por eso acepto ese apoyo y rescato el mensaje que con este acto le quiero enviar a la Colombia del futuro que estamos construyendo”.
Con el proceso de perdón que implica la paz suscrita con la antigua guerrilla que es lento y difícil, en una sociedad aún llena de recelos y hasta odios hacia sus antiguos victimariosy de que el candidato fue igualmente golpeado, y de qué manera, por las Farc, la decisión de Luis Eladio es aún más valerosa y ejemplar para sus connacionales.
Lo que acaba de hacer Luis Eladio de perdonar a sus antiguos verdugos, aún a expensas de poner en peligro el éxito de su candidatura, es de unas dimensiones humanas que todos debemos valorar y nos debe servir de ejemplo a los demás para entender que es necesario que vamos aceptando la realidad de un proceso de paz que ha permitido que muchos combatientes abandonen las armas y se reinserten a la vida civil. Entiendo que muchas víctimas aún tienen abiertas las heridas que la antigua subversión les propinó, que fueron más de cincuenta años de muerte y desolación y que perdonar y olvidar esos tenebrosos hechos es bien difícil. Lo pudo Luis Eladio, lo debemos poder los demás. Es por la salud de la patria que decimos amar.
No me resta más que reconocer lo grande que es Luís Eladio, nos está dando ejemplo a todos.

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