Las responsabilidades sobre Hidroituango.

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Las gravísimas dificultades que vive la mega obra de Hidroituango y que han tenido en expectativa al pueblo colombiano por varias semanas, tendrán que ser objeto de un amplio debate nacional que nos permita conocer con precisión si lo sucedido ha sido producto de la imprevisión, los afanes, la codicia o simples efectos naturales, que pudieron o no haberse prevenido o sencillamente fue el producto de una amalgama de factores humanos y naturales. La magnitud de lo que está sucediendo no es para que lo eludamos envueltos en la bandera de Antioquia y vestidos de alpargatas y carriel. 

Recién quedó Hidroituango sin control alguno y frente a la posibilidad de un desastre de incalculables proporciones,escribí en la red social de twitter que los esfuerzos de antioqueños y colombianos eran en su orden: 1- Salvar las vidas. 2- Salvar la obra y 3- El natural juicio de responsabilidades, si a ello había lugar. Hoy sigo convencido que ese es el camino correcto. Hoy todos los estamentos oficiales, contratistas y las Empresas Públicas de Medellín,están concentradas en salvar vidas, en preservar el medio ambiente y en salvar la obra, que es una de las más grandes que se realiza en el mundo. ¡Eso está muy bien!

Tendrá que llegar el natural debate sobre los orígenes de lo sucedido y éste se tendrá que dar con estudios técnicos y conociendo toda la verdad. Evidentemente que frente a temas tan técnicos, los expertos serán quienes primero nos den su experticia, sin que de por medio exista solidaridad de cuerpo o intenciones de tapar las historias en torno a la obra. Los legos en esos temas, que lo somos casi todos los colombianos, debemos limitarnos a preguntar, difundir y escudriñar en los dichos de los expertos. Lo que no nos pueden pedir, amparados en campañas cargadas de patrioterismo y sentimentalismos, es que guardemos silencio. Mucho, en vidas humanas, en recursos naturales, en patrimonio de personas humildes o solventes y en dinero público, ha estado y está en vilo, como para pretender creer que no se puede exigir el que conozcamos toda la verdad, cualquiera ella sea. 

Empresas Públicas de Medellín no es infalible, está regentada por seres humanos. Allá también, amén de acrecentar su autoestima, se deben hacer apreciaciones para no caer en el error de negarse autoevaluaciones necesarias para corregir los yerros que padece por ser un monopolio en la prestación de algunos servicios. Esta autoevaluación tiene que pasar también por el espinoso tema que todos tratan en privado pero nadie en público: el creciente poder del Grupo Empresarial Antioqueño en su dirección, que en los últimos diez años ha sido sumamente notorio. Los empresarios antioqueños, a no dudarlo, son emprendedores, son innovadores, pero no podemos perder de vista que también son negociantes. Es indispensable conocer los montos y  los negocios que EEPPM tiene con empresas del Sindicato Antioqueño. La verdad es que los dueños del gran capital en nuestro departamento no volvieron a hablar de privatización de esta exitosa empresa, ya lo lograron vía su administración. 

¡Que se solucionen los gravísimos problemas de Hidroituango, pero igualmente que luego  venga, en su oportunidad, el gran debate de responsabilidades!

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