Este jueves 13 de los corrientes el Equipo de Observación y Sistematización de los Acuerdos de Paz (EOSAP), integrado por la Pastoral Social, Fundación Ideas para la Paz, Fundación Paz y Reconciliación -PARES-, Corporación Nuevo Arco Iris y la Universidad De Antioquia, entregaron a la opinión pública el informe del monitoreo de los compromisos que en materia de extorsión y otros, fueron firmados entre la Delegación del Gobierno nacional y las Estructuras Armadas Organizadas del Crimen de Alto Impacto (EAOCAI) de Medellín y el Valle de Aburrá. El evento se realizó en el teatro Camilo Torres de la Universidad de Antioquia, lugar que ocupó todos sus asientos y albergó en sus escalones y de pie, a muchos más espectadores. Por fuera del escenario quedó otro tanto de frustrados asistentes.
Hoy no me ocuparé de los resultados del informe que allí se dio a conocer, que alguna difusión ha tenido en los medios de comunicación. Lo haré sobre varios hechos impactantes de este evento masivo de ciudad, que se inició con un homenaje a las víctimas de la violencia en Medellín por parte de los delegados del Gobierno y de los representantes de las estructuras.
Lo primero que me llamó poderosamente la atención fue saber que la inmensa mayoría de jóvenes presentes en el evento conocían ese día a la Universidad de Antioquia, nuestro primer centro superior de carácter público y popular. Lo supimos pues la senadora Isabel Cristina Zuleta en su intervención les pidió a los asistentes, que ese día conocían a la U de A., levantar la mano. Asombrosa y triste la respuesta. Algo que nos invita a la reflexión y a entender muchas de las causas de las desigualdades que agobian a este país.
El segundo impacto sobre el auditorio lo propició el anuncio de Jorge Vallejo Alarcón, vocero de los representantes de las estructuras en el acto en comento, quien informó que el crimen organizado en Medellín prorrogaba por tres meses más su decisión de suspender en varios barrios de Medellín y de Bello el cobro de extorsiones y que los detalles los fijaría con la delegación del Gobierno. Los asistentes al evento recibieron la noticia con mucha satisfacción, que es el preludio de que la paz en Medellín es posible.
Pero las emociones no habían terminado. Pude observar que una señora, ya entrada en años, toda vestida de blanco, subió al escenario y le habló al oído a la senadora Isabel Cristina Zuleta. Ésta, luego de la conversación, se dirige a los micrófonos y anuncia que en ese evento las víctimas también tenían voz e invitó a la señora al atril. La señora va por José Leonardo Muñoz, conocido como “Douglas”, lo lleva a los micrófonos y allí le dice (si mi memoria no me falla): “Es mejor la paz que la guerra. La paz implica muchas cosas, entre ellas la reconciliación. Yo hoy me quiero reconciliar con Usted y con todos Ustedes, pero prométame dos cosas: 1- Que nos van a decir donde están nuestras víctimas y 2- Que en Medellín no tendremos un homicidio más propiciado por ustedes”. José Leonardo tomó el micrófono y a la primera pregunta le respondió: “Sí. Me comprometo” y a la segunda le respondió: “Le juro que así será”. Frente a más de dos mil personas, víctima y victimario terminaron en un fuerte abrazo de perdón y de reconciliación. De muchos ojos brotaron lágrimas. Un ejemplo para muchos guerreristas que insisten en que solo la guerra y la muerte le ponen fin a la violencia.